martes, 26 de mayo de 2009

El último respiro


Me quedé enganchada a lascredes, pegada a ellas, sin escapatoria, sólo era cuestión de tiempo. Sabía perfectamente lo que me pasaría, sabía de sobras cuanto tiempome quedaba, conocía des de hacía tiempo lo que me estaba ocurriendo y había algo qu eme decía que esta vez no solo me quedaría inconsciente durante unos instantes, esta vez, solo podía cerrar los ojos para no volverlos a abrir.

Notaba que mis pulmones pedían a gritos que abriera los conductos para dejar ir un poco el aire y coger de nuevo, pero me negaba, sabía que si lo dejaba ir no podría volver a obtener-lo. Los ojos me lloraban suplicando que los cerrara un instante, pero sabía que no debía. Mi cuerpo empezaba a quedarse sin vida, empezaba a no notar nada de mi cuerpo, las manos estaban frías, en el suelo, pálidas y rojas, pero no las notaba, no notaba nada, ni el dolor, no tenía sentimiento i el corazón, al igual que las manos, estaba frío.

Hacía rato que había dejado de respirar con rapidez, el corazón había pasado de latir con fuerza como quisiera salir de dento, a estar calmado, sin energía. Mi mente empezaba a no funcionar, le faltaba oxigeno, oxigeno que me negaba a obtener.

Ya quedaba menos, ya no faltaba más de un minuto. Ya no veía nada, el aire salía poco a poco por la boca medio abierta y los ojos, entre claridad y distorsiones de la realidad vió una sombra.

"Llevame contigo"

Este fue el último acto de la niña. Con las palabras liberó el aire de los pulmones y por el esfuerzo cerró los ojos para no volverlos a abrir, como ella muy bien sabía. Al paso del tiempo la gente que tantoo la había querido la empezó a olvidar, los recuerdos se borrarón y ya sólo quedaban pequeñas partes de ella en personas que con el tiempo también olvidarón que una vez vivió esa niña.

lunes, 25 de mayo de 2009

a 5 minutos


Hacía dos días que habíamos quedado en el mismo lugar del bosque, donde nos conocimos. La hora, las 12 de la noche, la hora en la que nos conocimos. El tiempo había pasado muy rápido desde nuestro primer encuentro, donde yo estaba sentada en la roca llorando y tu me dijiste que no llorara más.

El reloj marcaba las 11:45, sabía de sobras que aún no era la hora y que llegaba muy pronto, pero sabía que no podía hacer otra cosa en ese momento, solo podía volverme a sentar en aquella roca donde tantas veces habíamos observado el infinito en silencio, tu tocando la armónica, yo con los ojos cerrados disfrutando de esa melodía que hiciste para mi.

Ahora miraba el reloj que me regalaste el mismo día que me conociste y recordaba tus palabras:" el tiempo siempre pasa y eso no lo puedes cambiar". Alargaste tu mano y me mostraste el reloj de bolsillo abierto, marcaban las 12.

El tiempo fue pasando hasta marcar las 11:55
Me levanté, tiré el reloj al suelo y me fui corriendo, no sabía que me pasaba, pero no te podía ver. Sé que tu sabrás el motivo, aunque yo no. Sé que recojerás el reloj y lo guardarás en el bolsillo, esperando a que el tiempo pase.

Todo a 5 minutos de la cita

jueves, 21 de mayo de 2009

se va


Ahí estaba ella, al final de la calle, llevaba los pantalones que mas me gustaban, ¡le quedan tan bien! eran los pantalones que llevaba el primer día que la conocí, el jersey la hacía un poco más delgada y le hacía su figura aún más bonita.
Sin darme cuenta me había quedado quieto, mirándola, el corazón me latía fuerte, como siempre que la veía. No podía dejar de mirarla, con su pelo largo hasta media espalda, ondulado, castaño, tan bonito, siempre brilla su pelo. No se porque, pero la veía más alta y esbelta, más guapa si eso era posible, puede que fuera por el sol, los primeros rayos de verano siempre le hacen diferente, la hacen más especial, a lo mejor es porque fue por estas fechas que la conocí, ahora hace cinco años, era una niña ahora que lo pienso, pero me enamoré de ella.

Volví a caminar, hacia ella y ella seguía mirando hacia el frente, ni me había visto. Cada vez mas cerca. Cada vez me late mas fuerte el corazón. La quiero. La amo. Es mi vida. Cada vez mas cerca, yo solo nos separan unos pocos metros. Gira la cabeza hacia mi, me mira. Sonríe. Una sonrisa tímida.

- Hola
- Hola

Se para un coche delante nuestro.

- Me tengo que ir, cuídate.
- Igualmente

Un gesto con la mano de despedida. Una cordial sonrisa. Se sube al coche. Es un chico. Me quedo quieto, mirándola.

Y un beso en los labios del chico.

El coche se pone en marcha y se van.
Yo me quedo solo, mirándola.
La perdí una vez más.

miércoles, 13 de mayo de 2009

comienzo

Sentada en el coche, en el lado del copiloto, abrazándote ya que es lo que único que se hacer cuando alguien está mal, se encuentra triste o me necesita. Tu me necesitabas, y ahí estaba, con mis brazos rodeándote, escuchando todo lo que me explicabas, en silencio ya que no encontraba palabras validas para consolarte.

Coges la botella que tenías al lado, la que habías comprado hacía unos diez minutos. Le quitas el tapón y empiezas a beber, yo me aparto de ti y me quedo derecha, con la espalda apoyada en el sillín. Oigo como te tragas ese liquido al que le tengo tanta tirria y me pongo a mirar por la ventana. Está lloviendo y no poco, las gotas salpican en el cristal y algunas se deslizan hasta llegar abajo de él. Siento como vuelves a llevarte la botella a la boca y oigo de nuevo tragarte el liquido. Me intentó concentrar en las gotas que se deslizan por el cristal. Noto como me miras. Me acaricias la mejilla en un gesto de ayuda. Se que quieres que te vuelva a abrazar, pero no puedo, no puedo mientras tenga en la mano la asquerosa botella. Pero no puedo decirte que la dejes, no me veo con el poder suficiente a mandarte que la dejes, que no me gusta, que odio escuchar de nuevo como se traga el liquido y que ni quiero ver cuanto a bebido ya.

Me rodeas con la mano libre la cintura y haces un gesto para que me apoye en ti. Te obedezco cerrando los ojos para no ver la botella. Me das un beso en la mejilla, yo no me muevo, solo me dedico a tener una mano en tu torso sin abrir los ojos. Noto como vas a darme un beso en la boca. Aparto la cara con disimulo y te doy un beso en la mejilla. Quiero decirte que lo siento, pero que no puedo ni olerle, ni verle porque me dan nauseas, pero no puedo.

Abro los ojos y clavo la mirada en la puerta del coche. "Es fácil y rápido" pienso, "solo sería ponerme el abrigo como señal de que tengo frío, agarro el bolso y salgo por la puerta con un adiós". Pienso otras maneras de escapar, o mas bien una escusa como "necesito que me de el aire". Me da igual que llueva, ya me gusta mojarme. Pero necesito salir del coche, no soporto el olor del alcohol, no soporto el aliento a alcohol, no soporto oírte tragar una vez mas el liquido.

Pero me aguanto, cierro los ojos para no pensar en mi escapatoria. Me necesitas y ahí estoy.