
Sentada en el coche, en el lado del copiloto, abrazándote ya que es lo que único que se hacer cuando alguien está mal, se encuentra triste o me necesita. Tu me necesitabas, y ahí estaba, con mis brazos rodeándote, escuchando todo lo que me explicabas, en silencio ya que no encontraba palabras validas para consolarte.
Coges la botella que tenías al lado, la que habías comprado hacía unos diez minutos. Le quitas el tapón y empiezas a beber, yo me aparto de ti y me quedo derecha, con la espalda apoyada en el sillín. Oigo como te tragas ese liquido al que le tengo tanta tirria y me pongo a mirar por la ventana. Está lloviendo y no poco, las gotas salpican en el cristal y algunas se deslizan hasta llegar abajo de él. Siento como vuelves a llevarte la botella a la boca y oigo de nuevo tragarte el liquido. Me intentó concentrar en las gotas que se deslizan por el cristal. Noto como me miras. Me acaricias la mejilla en un gesto de ayuda. Se que quieres que te vuelva a abrazar, pero no puedo, no puedo mientras tenga en la mano la asquerosa botella. Pero no puedo decirte que la dejes, no me veo con el poder suficiente a mandarte que la dejes, que no me gusta, que odio escuchar de nuevo como se traga el liquido y que ni quiero ver cuanto a bebido ya.
Me rodeas con la mano libre la cintura y haces un gesto para que me apoye en ti. Te obedezco cerrando los ojos para no ver la botella. Me das un beso en la mejilla, yo no me muevo, solo me dedico a tener una mano en tu torso sin abrir los ojos. Noto como vas a darme un beso en la boca. Aparto la cara con disimulo y te doy un beso en la mejilla. Quiero decirte que lo siento, pero que no puedo ni olerle, ni verle porque me dan nauseas, pero no puedo.
Abro los ojos y clavo la mirada en la puerta del coche. "Es fácil y rápido" pienso, "solo sería ponerme el abrigo como señal de que tengo frío, agarro el bolso y salgo por la puerta con un adiós". Pienso otras maneras de escapar, o mas bien una escusa como "necesito que me de el aire". Me da igual que llueva, ya me gusta mojarme. Pero necesito salir del coche, no soporto el olor del alcohol, no soporto el aliento a alcohol, no soporto oírte tragar una vez mas el liquido.
Pero me aguanto, cierro los ojos para no pensar en mi escapatoria. Me necesitas y ahí estoy.
Dejarlo tirado no es la solución, pero tampoco que se quede tragando eso, soportándolo sin más.
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